Manuel Bermejo, profesor IE BUSINESS SCHOOL
La relevancia de la empresa familiar en la economía mundial es indudable de manera que podemos afirmar rotundamente que es la fórmula dominante en el mundo de hoy. Un reciente estudio de EY cifraba en el 80% el porcentaje de empresas familiares en el mundo. Este protagonismo de la empresa familiar también adquiere cifras notables en el ámbito de las grandes corporaciones. No confundir, por tanto, necesariamente empresa familiar con pyme familiar mal gestionada. Se estima que el 25% del Top 100 de empresas europeas tienen carácter familiar. Y si echamos una mirada a las economías emergentes encontramos que, de acuerdo a datos facilitados recientemente por McKinsey, el 60% de las compañías cotizadas en países emergente con valoración superior al billón de dólares son de propiedad familiar.
Para dar este salto de calidad de pasar de pequeña a gran empresa sin duda hace falta crear y dar sentido a un sistema de gobierno corporativo.
Es fácil imaginar una matriz donde situar los asuntos que debe atender una empresa, y, en particular, una empresa familiar, si segmentamos por la importancia y la urgencia de los mismos. En esa matriz aparecería un cuadrante formado por los temas importantes y no urgentes. Ese es precisamente el territorio habitual del gobierno corporativo. Hay familias que advierten la relevancia de estos asuntos por más que teóricamente no inciden en el día a día y empiezan pronto a crear condicionales para abordar esos retos estratégicos con determinación. Pensemos que en este ámbito se encuentran aspectos centrales para las familias empresarias: sentar las bases de la cohesión familiar de presente y futuro, crear condiciones para la resolución menos traumática de los conflictos si se produjesen, sentar las bases del crecimiento empresarial sostenido y rentable, desarrollar políticas que faciliten la sucesión transgeneracional,…
Me gusta definir el concepto de la empresa familiar como un proyecto y unos valores compartidos que se sucedan por generaciones. El deseo de continuidad es, pues, clave en este tipo de singulares organizaciones. Para conseguir este fin las empresas familiares deben dotarse de un eficaz sistema de gobierno corporativo. Porque el fin del gobierno corporativo va más allá de la contribución a la transparencia y veracidad en la presentación de estados financieros, que por supuesto. Pero es que, además, dotarse de un gobierno corporativo supone una contribución crítica para la gestión de los activos, tangibles e intangibles, que harán realidad el sueño de la continuidad de las generaciones fundadoras. Un buen gobierno supone un salto de calidad hacia la excelencia, necesaria para competir en nuestros escenarios dinámicos y globales.
Me consta que el Gobierno Corporativo tiende a ser entendido como un intangible. Por tanto algo que se aleja de las urgencias de la empresa y, prescindible. Creo es un error de partida. Los latinos además tenemos particular facilidad para atraparnos en los asuntos de corto alcance. Nos cuesta planificar. No se trata de entrar en un debate entre intuición y rigor sino de mezclar sabiamente ambos atributos.
Considero que cualquier organización, y por supuesto la empresa familiar, debe dotarse de un eficaz Gobierno como base del proceso de institucionalización de la gestión. Hoy muchas empresas familiares están convirtiéndose en regionales o multinacionales. En esos procesos de expansión la credibilidad que otorga una gestión rigurosa e institucional es fundamental. Contar con eficaces órganos de gobierno de familia y negocio, reglas claras en ambas facetas y para establecer los principios con los que su interrelación, una correcta hoja de ruta para los negocios y la familia son aspectos que marcan diferencias. Desarrollar el negocio, atraer socios, talento o inversores se facilita desde estos presupuestos. Tomando como base mi experiencia en la cuestión identifico una serie de pasos críticos para abordar los retos de la gestión institucional en las empresas de familia:
1ºVoluntad inequívoca de hacerlo:
En mi particular concepción de las organizaciones de hoy, el Gobierno Corporativo es, sobre todo, la atalaya de reflexión estratégica que debe presidir cualquier empresa, con independencia de su tamaño, sector o procedencia. Esto es, el espacio desde donde las empresas hacen residir la capacidad de diseñar su estrategia, el control de su ejecución y los asuntos de mayor calado para la sostenibilidad del proyecto empresarial.
2º Separar los asuntos de negocio y familia
Sin esta concepción estaremos en una permanente confusión y conflicto de intereses que dificultan mucho el sueño de la continuidad de la empresa familiar. Habrá que crear órganos de gobierno de la familia, de la empresa y medidas para facilitar comunicación entre estos dos ámbitos. De hecho, si nos fijamos en las mayores empresas familiares del mundo, la tendencia más generalizada es reducir la presencia de los miembros de la familia a posiciones de gobierno, tanto de negocio como de familia, y puestos ejecutivos de alta dirección. La presencia de familiares en gestión y gobierno permite, entre otras muchas cosas, que se perpetúen los valores fundacionales. Es precisamente la gestión por valores un activo generador de fuertes ventajas competitivas en la empresa familiar.
3º Contar con ayuda en el proceso
Mi experiencia como acompañante de muchas compañías en estos procesos es que la contribución de consejeros independientes es de extraordinario valor añadido. Un asesor experto aporta buenas prácticas y ayuda a la familia a manejarse con parámetros más institucionales y rigurosos. Haciendo que entre “aire fresco” en debates demasiadas veces poco fructíferos por el exceso de endogamia que se observa en muchos negocios de familia.
Del mismo modo, es clave la formación de la familia empresaria. Me consta que para las nuevas generaciones de muchas de las empresas de Latinoamérica es obligatorio el paso por las prestigiosas escuelas de negocio de USA o Europa. Un buen ejemplo a seguir.
4º Avanzar progresivamente
Como en tantos otros ámbitos, se debe empezar de manera paulatina. Probando, aprendiendo y adoptando aquellas herramientas y prácticas que mejor se vayan adaptando a cada caso concreto. Honestamente, no tiene sentido pasar del cero al infinito. Entre las prácticas de gobierno corporativo de grandes corporaciones cotizadas en los mercados de capitales y la nada hay todo un mundo que ir recorriendo. Vayamos consolidando avances para profundizar en el gobierno corporativo, tanto en su vertiente de negocio como de familia.
5º Visión holísitica
La empresa familiar es un tipo de organización poliédrica. Convergen muchos intereses y se tratan de abordar diferentes retos. Se necesita un cuidado equilibrio para gestionar asuntos de negocio, generalmente marcados por parámetros financieros, con aquellos de familia donde predominan las cuestiones socioemocionales.
Pensar que para gobernar esta realidad compleja basta elaborar un protocolo de familia es un planeamiento realmente naif. Hay que desarrollar un pensamiento estratégico mucho más global en aras de articular el gobierno corporativo de la empresa familiar.
En resumen, considero que la institucionalización es una palanca fundamental para dar sentido al propósito de continuidad que persigue, y da sentido, a las familias empresarias. Por otro lado, también el Gobierno Corporativo ayuda a gestionar en clave de competitividad. No olvidemos, que en este mundo global que nos tocó vivir, el nombre del juego es precisamente Competitividad. Por tanto, animo a las empresas familiares de la región a abordar a fondo y con total determinación asuntos tan trascendentes como el gobierno de la familia y la empresa .Y hacerlo a través de un gestión por valores: transparencia, honestidad, largo plazo, compromiso,… Cuando esto ocurre la empresa familiar se convierte en una organización muy potente. Como tantas veces repetí, no conozco nada tan potente como una empresa familiar que gestiona bien sus singularidades.